¿Por qué bostezamos?: lo que la ciencia está empezando a entender

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Bostezar es tan común que rara vez nos detenemos a pensar por qué lo hacemos. Pasa al despertar, cuando estamos aburridos, o incluso solo con ver a alguien más hacerlo. Pero, ¿alguna vez te lo has cuestionado en serio por qué bostezamos? Aunque por mucho tiempo se pensó que era solo una reacción al cansancio, la ciencia ha descubierto que hay mucho más detrás de este gesto tan cotidiano.

Común

Lo primero que hay que decir es que no somos los únicos que bostezamos. También lo hacen perros, gatos, aves, reptiles, hasta los peces. Es decir, se trata de un comportamiento antiguo, compartido por muchísimas especies. Y como todo lo que ha perdurado en la evolución, debe cumplir una función importante. Durante años se han propuesto varias explicaciones, pero la ciencia no terminaba de ponerse de acuerdo… hasta hace poco.

Mito

Tal vez hayas escuchado que bostezar sirve para oxigenar el cerebro. Esa teoría se hizo popular en el siglo XX y tenía cierto sentido. Cuando estás cansado o aburrido, respiras más lento, así que el bostezo sería una forma de «meter aire fresco». Pero resulta que varios estudios demostraron que incluso en ambientes con abundante oxígeno, la gente sigue bostezando. O sea que el oxígeno no es el motivo principal.

Enfriar el cerebro y reiniciar el sistema

Hoy, una de las teorías más sólidas viene de la neurociencia, la cual indica que bostezamos para regular la temperatura del cerebro. Así es, cuando el cerebro se calienta demasiado, su rendimiento baja. Entonces, el bostezo funciona como un pequeño mecanismo de enfriamiento.

Andrew Gallup, un neurólogo de la Universidad Estatal de Nueva York, hizo un estudio que muestra cómo ese chorro de aire fresco al bostezar puede ayudar a reducir un poco la temperatura cerebral. Algo así como darle un mini respiro al cerebro para que siga funcionando bien.

Lo curioso es que en ambientes muy fríos o muy calurosos, la gente bosteza menos. ¿La razón? En temperaturas extremas, el cuerpo no logra enfriarse con tanta eficacia, así que el bostezo pierde utilidad.

Pero hay más. Algunos investigadores creen que el bostezo también actúa como un «reinicio» para la mente. Piensa en esos momentos en los que estás cansado o atrapado en una reunión interminable. Bostezar, en esos casos, parece despertar un poco el cerebro, como si lo activara nuevamente para recuperar la concentración.

Un artículo publicado en Frontiers in Evolutionary Neuroscience sugiere que el bostezo activa zonas clave como la corteza prefrontal, que está ligada a funciones como la atención, la toma de decisiones y el estado de alerta. Por eso, no es raro que bostecemos justo antes de hacer algo importante o cuando estamos intentando mantenernos despiertos.

¿Por qué se pega?

Y sí, hay algo casi mágico en lo contagioso que puede ser un bostezo. A veces ni siquiera necesitas ver a alguien hacerlo en persona, pues con solo una foto, un video o incluso imaginarlo puede provocar el mismo efecto. ¿Qué está pasando ahí?

La explicación parece estar en nuestras neuronas espejo, un tipo especial de neuronas que se activan cuando vemos a otros hacer algo. Son las mismas que nos permiten sentir empatía o «ponernos en los zapatos del otro», y también, al parecer, nos hacen compartir bostezos.

Un estudio de la Universidad de Pisa descubrió que esa «contagiosidad» del bostezo aumenta cuando tenemos un vínculo cercano con la persona que bosteza. O sea, si tu pareja, un amigo o alguien de tu familia bosteza, es más probable que tú también lo hagas, en comparación con un desconocido. Eso sugiere que el bostezo contagioso podría ser una forma primitiva de conexión social. Además, investigadores de la misma universidad descubrieron que las mujeres tienen el doble de probabilidad de bostezar después de ver a alguien que los hombres.

¿Qué pasa en la salud?

Más allá de lo curioso, los científicos han empezado a notar que el bostezo puede dar pistas sobre nuestra salud neurológica. Por ejemplo, algunas personas con esclerosis múltiple, migrañas o epilepsia presentan episodios frecuentes de bostezos justo antes de una crisis. También se ha visto que ciertos medicamentos, especialmente los que actúan sobre la dopamina (como algunos antidepresivos), pueden aumentar el número de bostezos.

Todo esto ha llevado a los expertos a explorar el rol que tienen neurotransmisores como la dopamina en este comportamiento tan básico pero misterioso.

Todavía bajo secretos

Aunque todavía no hay una única explicación definitiva, lo que sí sabemos es que bostezar no es una simple señal de sueño. Es un reflejo sofisticado, que involucra procesos cerebrales complejos y que ha sido moldeado por millones de años de evolución.

Así que la próxima vez que bosteces, recuerda que tu cuerpo probablemente solo está tratando de ayudarte, ya sea refrescando tu cerebro, poniéndote alerta, conectándote con los demás. Y si alguien a tu lado bosteza también… bueno, es solo otra señal de que sus cerebros están sintonizados.

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