¿Es posible eliminar los malos hábitos en 30 días? La ciencia detrás del ‘reinicio’ cerebral

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Eliminar malos hábitos puede parecer una tarea desalentadora, pero la ciencia sugiere que es posible lograrlo en aproximadamente 30 días. Este proceso se basa en la plasticidad neuronal, la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse a nuevas rutinas.

Aunque los plazos pueden variar de una persona a otra, comprender cómo funciona el cerebro y aplicar métodos efectivos puede hacer que la transformación sea más accesible y duradera.

La plasticidad neuronal es la habilidad del cerebro para formar y reforzar nuevas conexiones sinápticas. Cuando repetimos una acción con regularidad, nuestras neuronas crean vías de comunicación más eficientes, haciendo que el comportamiento se vuelva automático. Por esta razón, los hábitos se arraigan con el tiempo y pueden ser difíciles de cambiar.

Sin embargo, así como se pueden formar nuevos hábitos, también es posible deshacerse de los antiguos. Al interrumpir un mal hábito y reemplazarlo por uno nuevo, el cerebro empieza a reorganizar sus conexiones. Este proceso requiere constancia y refuerzo positivo para que la nueva conducta se establezca de manera definitiva.

El mito de los 21 días y la realidad de los 30 días

Existe una creencia popular de que cambiar un hábito requiere solo 21 días. Esta idea proviene del cirujano Maxwell Maltz, quien observó que sus pacientes tardaban alrededor de tres semanas en adaptarse a un cambio físico, como la pérdida de un miembro o una cirugía plástica. Sin embargo, estudios más recientes han demostrado que la formación de un nuevo hábito suele tomar entre 18 y 254 días, dependiendo de la complejidad del comportamiento y la disposición del individuo.

Un estudio realizado por la investigadora Phillippa Lally y su equipo en el University College London en 2009 encontró que, en promedio, las personas tardan aproximadamente 66 días en formar un nuevo hábito. Si bien este número es superior a los 30 días, el estudio también reveló que los primeros 30 días son cruciales para la consolidación inicial del cambio.

Treinta días es un tiempo razonable para establecer un cambio significativo porque permite repetir la nueva conducta suficientes veces para fortalecer las conexiones neuronales. Durante este período, es clave mantener la consistencia y evitar recaídas que refuercen el hábito antiguo.

Métodos efectivos para cambiar hábitos rápidamente

  1. Identificar los desencadenantes: los hábitos suelen estar ligados a ciertos estímulos o situaciones. Para eliminar un mal hábito, es fundamental reconocer qué lo activa y modificar el contexto para reducir su aparición. Por ejemplo, si el mal hábito es comer comida chatarra al ver televisión, cambiar la rutina a ver televisión con una merienda saludable puede ayudar.
  2. Sustituir en lugar de eliminar: es más fácil reemplazar un mal hábito con uno positivo que simplemente tratar de eliminarlo. El cerebro responde mejor a la sustitución de comportamientos en lugar de la supresión. Si una persona quiere dejar de fumar, podría optar por mascar chicle o practicar la respiración profunda cada vez que sienta la necesidad de encender un cigarro.
  3. Utilizar la técnica del «anclaje»: asociar el nuevo hábito con una actividad ya existente ayuda a reforzar su incorporación. Por ejemplo, si se desea adoptar el hábito de leer, se puede establecer la regla de leer cinco minutos después de tomar el café matutino.
  4. Implementar la «regla de los dos minutos»: para evitar la resistencia al cambio, se recomienda comenzar con una versión simplificada del hábito deseado. Si el objetivo es hacer ejercicio, podría iniciarse con solo dos minutos diarios de actividad. Este pequeño compromiso reduce la fricción y facilita la transición a una rutina más extensa.
  5. Llevar un registro del progreso: la autoevaluación y el seguimiento del hábito ayudan a mantener la motivación. Un diario de hábitos o una aplicación pueden ser útiles para visualizar los avances y detectar patrones que puedan mejorar la estrategia.
  6. Recompensarse de manera inteligente: celebrar los logros refuerza el comportamiento positivo. Sin embargo, la recompensa debe estar alineada con el nuevo hábito. Por ejemplo, si el objetivo es comer más saludablemente, la recompensa podría ser una sesión de spa en lugar de un postre poco saludable.
  7. Practicar la paciencia y la autocompasión: no todas las personas experimentan el cambio al mismo ritmo. Es importante evitar la frustración y recordar que las recaídas son parte del proceso de aprendizaje. Lo crucial es retomarlo sin castigarse mentalmente.

El arte de reinventarse

Si bien cambiar un hábito en exactamente 30 días no es una garantía, este período de tiempo sí permite avances significativos en la reprogramación del cerebro. Gracias a la plasticidad neuronal, el cerebro puede adaptarse y crear nuevas conexiones si se le proporciona el entorno adecuado.

Al aplicar estrategias respaldadas por la ciencia, como identificar desencadenantes, reemplazar en lugar de eliminar, usar anclajes y recompensas adecuadas, se puede maximizar la probabilidad de éxito. Con compromiso y paciencia, cualquier persona puede transformar su comportamiento y construir hábitos más saludables y productivos en su vida diaria.

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